eloriente.net

29 de noviembre de 2013

Por: Adrián Ortiz Romero

+ El problema no se arregla arrebatando escuelas

+ Sección 22 vs 59: el remedio no está en la disputa

Ayer la Sección 22 del SNTE intentó la recuperación violenta de dos instalaciones educativas más, dejando en claro a todos —a todos— que para ellos la impunidad es una constante, que no le tienen ninguna consideración al Estado de Derecho, y que para ellos la única autoridad que vale es la de sus intereses, incluso por encima del Estado de Derecho y la autoridad, que han sido violadas flagrantemente. El problema es que esas maniobras de fuerza no sólo no terminan con el problema del control de las escuelas y los desencuentros entre maestros, autoridades y padres de familia, sino que los agravan. Veamos por qué.

En efecto, ayer profesores de la Sección 22 irrumpieron en dos instalaciones escolares, apoyados por integrantes del conflictivo Frente Popular Revolucionario. Primero ingresaron a la primaria Flores Magón, y después se apoderaron del preescolar Donají y la secundaria en esa misma zona. Según informaba ayer la Agencia Quadratín Oaxaca, que dirige la periodista Guadalupe Thomas Ruiz, En estos dos últimos casos, no hubo enfrentamiento con los padres de familia. Solo en la secundaria, hubo un intercambio de pedradas cuando iban arribando, sin embargo, los padres que mantenían la escuela en resguardo optaron por retirarse.

Frente a todo esto, la Sección 22 no sólo no asumió con recato ninguna de las consecuencias de sus actos, sino que –como en otras ocasiones- justificó su actuación en los resolutivos de su asamblea estatal, en sus principios rectores, y en la simple necesidad de recuperar las instalaciones educativas sin pasar por un proceso de reencuentro y reconciliación con los padres de familia, que son quienes fundamentalmente abrieron esos espacios a los maestros de la 59 para que laboraran mientras los profesores democráticos mantenían su paro indefinido de labores.

Es claro que ninguna de las anteriores es justificación para sus actos, y sobre todo que nada de eso resuelve el problema educativo y social que representan las acciones sindicales de los profesores de la Sección 22 del SNTE.

Y es que basta con ver la forma en la que los profesores de la 22 asumen que las instalaciones educativas les pertenecen, y que la única razón posible es la que los asiste a ellos, para corroborar que no le prestan importancia alguna a la posibilidad de llevar a cabo un proceso de conciliación que, como dicen, genere que los niños y jóvenes regresen a estudiar a los espacios en los que se supone que deberían estar desarrollando su actividad docente.

En ese sentido, para ellos los espacios en sí no son importantes, y tampoco lo es avenirse con los padres de familia y sus mismos alumnos para que todo regrese a la normalidad. Más bien, queda claro que para ellos lo importante es que políticamente las escuelas se encuentren en sus manos (así no tengan ningún niño a quien atender) para así poder demostrar que la hegemonía de la educación se encuentra en sus manos.

Para ellos también es conveniente que todo esto se lleve a cabo incluso por la vía violenta: esa es otra demostración de fuerza con la cual reiteran a leales y detractores que su fuerza es incluso superior a la de las fuerzas del orden, y a las del Estado, y que por eso ellos cuentan con autonomía para intentar todo tipo de acciones incluso pasando por la violencia o por la afrenta abierta a la sociedad, a sus disidentes, a la autoridad y a todos aquellos que no estén de acuerdo con sus acciones.

 

PROBLEMA PERSISTENTE

La cuestión de fondo sigue sin ser resuelta. Los maestros de la 22 insisten en recuperar las escuelas como si con eso se terminara también con el problema social. Eso es lo que han hecho desde el 2006, cuando luego del conflicto magisterial se dedicaron a tomar por la fuerza instalaciones que los propios padres de familia habían entregado a profesores del Consejo Central de Lucha, luego convertido y reconocido como Sección 59 del SNTE.

En más de un caso hubo heridos y hasta muertos en esos intentos de recuperación de instalaciones. Y lo cierto es que a pesar de que la 22 ha ensayado hasta el cansancio la cantaleta y las maniobras para la recuperación de escuelas, los padres de familia siguen tomando parte de esos conflictos y entregando las instalaciones a los profesores de la 59 —que les garantizan el no paro de labores— y de todos modos toda esta situación se ha convertido en un peligroso círculo vicioso en el que de todos modos no hay arreglo posible ni hay un remedio de fondo a la violencia, y sobre todo tampoco hay una salida al fondo del enojo de los padres de familia, que radica en la simple y sencilla razón de que a ellos les molesta que sus hijos se queden sin clases cada que la agenda educativa queda supeditada a la agenda política del magisterio democrático.

Frente a todo esto, las autoridades de los tres órdenes de gobierno han sido claramente omisas en abordar el problema de fondo. Los gobiernos municipales, estatal y federal, han permitido que, libremente, la Sección 22 tome partido y determine de forma libre cómo recupera las instalaciones escolares que considera suya, como si esto fuera un tema particular de un sindicato, o como si la violencia y los delitos que se cometen no valieran o quedaran justificados en el hecho de que en ellos se encuentra involucrado el magisterio democrático.

Como nadie atiende el problema social que genera el arrebato de las escuelas, y como a la Sección 22 se le permite hacer a placer todo lo que desee, entonces no existe posibilidad de que haya un remedio a todo esto. Lo peor, es que los tres órdenes de gobierno se asumen como simples espectadores de este funesto show, mientras se comprueba que hoy más que nunca el Estado se encuentra supeditado a los designios de los democráticos, y que se les dejará hacer todo dentro de Oaxaca, mientras que sus acciones no rebasen la esfera local ni lastimen los intereses nacionales que estaban poniendo en riesgo cuando fueron a hacer su plantón masivo a la Ciudad de México. Esto es terrible, pues parece que ya vivimos de lleno —y que sólo hace falta formalizar e institucionalizar— en la dictadura del magisterio democrático.

 

SINVERGÜENZAS

Para nadie debe ser un honor que lo vean junto a los violentos, sólo para la Sección 22 que sin ningún rubor se hace acompañar del temible FPR para hacer valer su determinación de recuperar escuelas en poder de la 59. Sólo así, acompañados por una de las peores expresiones de la lucha social en Oaxaca, pueden conseguir sus objetivos.

Atribución Algunos derechos reservados por Eneas

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