Nobel 2014, ¿crisis académica en América Latina?

eloriene.net

14/octubre/2014

Los apellidos Satyarthi, Yousafzai, Modiano, Nakamura, Amano, Akasaki, Moser, O’Keefe, Moerner, Hell y Tirole, ¿qué tienen en común? Aparte de ser los ganadores del Premio Nobel de este año 2014, ninguno de ellos pertenece a un académico nacido en América Latina.

¿Debería ser esto un motivo de preocupación? Algunos académicos apuntan a que estos es un síntoma de los problemas que atraviesan las universidades con sede en América Latina. De manera general, estas instituciones suelen estar saturadas, no reciben la financiación adecuada si son de carácter público y gran parte de la planta docente no cuenta con títulos de doctorado; peor aún es que el porcentaje de estudiantes que no se gradúan es alto. Tan sólo el 25% de los estudiantes admitidos se gradúan en Argentina. En México la cifra es del 30%.

Aunque en los últimos 20 años la inversión y matrícula fue duplicada y los documentos científicos procedentes de universidades latinoamericanas se incrementaron por seis, «la cantidad no ha venido acompañada de calidad» afirmó Jorge Balán, sociólogo argentino de la Universidad de Columbia en Nueva York.

«Tenemos más científicos que en el pasado, más facultades universitarias a tiempo completo, facultades que están mejor preparadas y su producción ha aumentado, pero la calidad de investigación no es tan buena en términos internacionales».

Retomando el tema de los rankings de instituciones de educación superior, aquellas de América Latina están ausentes o muy alejadas de los primeros lugares a nivel mundial. El último conteo realizado por Times Higher Education, arrojó que la Universidad de Sao Paulo está en el sitio 225, esto significa que ninguna universidad de la región se encuentra por lo menos dentro de las 200 mejores del mundo. Taiwán, Singapur, Turquía, España o Rusia, tienen al menos una representante antes que la organización brasileña.

Son 14 los Premios Nobel de la Paz y Literatura los que han sido otorgados a latinoamericanos, y solo siete los conseguidos en química o medicina. Ningún académico de Latinoamérica ha logrado el reconocimiento en los campos de física o economía. Los últimos Nobel otorgados a latinoamericanos han sido: de literatura en 2010 para Mario Vargas Llosa, de la paz para Rigoberta Menchú en 1992, el mexicano Mario Molina compartió el de química en 1995 mientras César Milstein de Argentina hizo lo propio en 1984 con el galardón en medicina.

La fuga de cerebros también es un problema para las universidades, con sus mejores talentos migrando a Europa y Estados Unidos: «En gran parte de América Latina la profesión académica no es una profesión a tiempo completo. Muchos de los docentes son empleados a media jornada y se les paga muy poco por lo cual deben contar con otros empleos para vivir», subraya Philip Altbach, director del Centro Internacional para la Educación Superior en el College de Boston.

«No puedes construir una buena universidad dependiendo de profesores a tiempo parcial. Es una ley que no puedes saltarte».

Foto: rvcroffi – Algunos derechos reservados

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