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(www.eloriente.net, México, a 23 de febrero de 2016, por Argel Ríos).-

Cínico, S. Miserable cuya defectuosa vista le hace ver las cosas como son y no como debieran ser.

(A. Bierce)

De la política se habla y se escribe mucho, y hoy podemos saber que su consolidación depende de la comunicación.

La brecha entre el público informado y el resto de la ciudadanía aumentó en alrededor de un tres por ciento de 2012 a 2016, alcanzando en el presente año una separación de 12 puntos porcentuales de acuerdo al reporte anual del Barómetro Edelman.

En el informe, los medios de comunicación y el gobierno, reflejan números por debajo del 50 por ciento de confianza en la población “no informada” y lo pongo entre comillas porque el término no implica necesariamente que este sector sea analfabeta, sino que sus medios de nutrirse de información no son necesariamente los suficientes, si consideramos que las tres herramientas más utilizadas para informarse son la búsqueda en la web, la televisión y las redes sociales, con un 71, 69 y 67 por ciento, respectivamente.

Y se preguntarán, cuál es la importancia que tienen estos números en la política. Si partimos de la concepción que el binomio medios-política, ha sido un elemento constante en los diversos análisis y estudios sobre la consolidación de la democracia en el mundo.

Thomas Carlyle escribió: “la imprenta, que surge necesariamente de la escritura, es equivalente a la democracia: si se inventa la escritura, la democracia es inevitable”.

Y así como Carlyle, diversos pensadores han escrito sobre la importancia que tienen los medios, los periodistas sobre la consolidación de la democracia en el mundo.

Para James Bryce, la prensa había “hecho posible la democracia en los países grandes”.

En el 2011, Jordi Rodríguez-Virgili, Esteban López-Escobar y Antonio Tolsá, investigadores de la Universidad de Navarra, en España, realizaron un estudio para conocer La percepción pública de los políticos, los partidos y la política, y uso de los medios de comunicación.

En dicho texto, recuperan los informes presentados por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), donde se percibía a los políticos como parte del problema y no como parte de la solución.

Y la pregunta es en qué medida este descrédito de los políticos, partidos y la política misma se debe a los medios de comunicación.

La respuesta depende sin duda desde el sector en el que se desenvuelvan.

Los investigadores, rescatan del filósofo francés Yves Roucate, el término “mediócratas”, para señalar a aquellos que disimulaban las transgresiones que la clase política realizaba y los dejaba al servicio de las élites.

En otras palabras, se generó un grupo al servicio de la élite política que utilizaba a los medios de comunicación para posicionarse o atacar a sus contrincantes, lo que fue generando una brecha de desconfianza con ambas instituciones, la política y los medios de comunicación, afectando en este sentido a la democracia y a la política misma.

La confianza –dice Robert Putnam, “es el lubricante de la vida social” y hoy podemos ver que existen dos tipos de entes que habitan en la sociedad, las y los informados y el resto de la población. Su confianza es la clave entonces para poder consolidar la democracia.

Volvemos pues a la pregunta, en qué medida este descrédito de los políticos, partidos y la política misma se debe a los medios de comunicación.

La población informada nos podría decir que los políticos se han ganado el descrédito a pulso y que los medios de comunicación se dividen entre los que sirven a las élites y aquellos que buscan permanecer neutrales en una batalla de egos y poder.

Aclarando que este servicio a las élites no refiere a que sean las instituciones de gobierno o al poder en turno, sino a quienes han encontrado en la política un modus vivendi, de dispendio y abuso de poder.

En tanto, la población no informada –el mayor porcentaje de la comunidad global–, desarrollaría una opinión de acuerdo a lo informado por los “mediócratas” o por las pocas fuentes a las que recurren para determinar sus acciones.

Y es que la cobertura mediática ha llevado la política a lo trivial, haciendo la cobertura “cada día más negativa, más focalizada al conflicto y más centrada en la propia interpretación del periodista” y si esto no nos dice nada sobre lo que se vive en nuestra realidad, entonces sabemos en qué apartado nos ubicamos del análisis presentado por Edelman.

Ahora bien, hablemos de los “mediócratas” y su influencia en la consolidación democrática.

Si bien, los medios de comunicación son un elemento fundamental para que la democracia se consolide en el mundo, es necesario hacer una deconstrucción de cuales son esos medios y quiénes los representan.

Porque la política no desaparece por denostar a las instituciones y los políticos en la prensa, televisión, redes sociales y otros medios electrónicos. Contrario a lo que se piensa que mientras más se lea sobre los políticos, más se aborrece la política; lo cierto es que mientras más se conoce sobre quienes hacen política, se buscan otras alternativas de participación, y se hace política con análisis críticos y se toman decisiones con mayores herramientas.

En este sentido, se confirma pues que la comunicación, es el medio que tiene la política para sobrevivir a quienes la tienen de rehén.

En México, en una investigación realizada por Ana Cárdenas González de Cosío y Jesús Tovar, publicado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), señala que es el país latinoamericano con mayor concentración de medios y que ello es un elemento que “daña la libertad de expresión sistemáticamente de cualquier país”.

Es decir, que puede existir una variedad de medios de comunicación, diarios, revistas, programas de radio, televisión e internet, pero que los dueños de los mismos son unos pocos, lo que no da oportunidad al periodista de escribir libremente.

En el caso particular de nuestra entidad, la realidad no puede ser distinta, tenemos un sin fin de medios de comunicación, en manos de unos cuantos. Y cuántos de los medios que estarían fuera de esta élite no buscan afanosamente pertenecer a aquellos que viven del poder y en consecuencia se autocensuran o terminan sirviendo como peones al poder.

En Oaxaca, a partir del ocho de octubre de 2015, arrancó el Proceso Electoral Ordinario, con la emisión de la convocatoria para elegir a un Gobernador o Gobernadora –todavía estamos a tiempo que algún partido postule a una mujer—, también Diputadas y Diputados y los 570 municipios que conforman la entidad elijan a sus concejales, –153 por el sistema de partidos políticos y los 417 restantes por el sistema normativo interno–.

He ahí pues la importancia de contar con ciudadanas y ciudadanos ávidos de información, que cuestionen y critiquen a sus políticos, a la política y a los medios de comunicación.

Corresponde también a las y los periodistas, el informarse, conocer y a partir de ello ser el vínculo informativo con la sociedad –sea cual fuere su objetivo primordial–. Para informar o ganar dinero de las élites se necesita conocer.

El éxito del Proceso Electoral depende pues en gran medida de contar con medios informados o desinformados.

Foto: Jon S
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