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14 de abril de 2014

Mar de fondo

“El conocimiento es solo una de las representaciones  de la existencia”: José Vasconcelos

Por: Oswaldo García Criollo

Llevamos 75 años confiados en que la riqueza petrolera del país nos saque de pobres. No hay informe presidencial en el que no se diga que es la llave para abrir la puerta del desarrollo nacional y que históricamente, desde 1938, ha sido la base de la industrialización. La realidad es otra no tan promisoria. Con la reciente reforma energética del presidente Peña Nieto, firmamos por escrito que la expropiación de la industria petrolera por Don Lázaro Cárdenas terminó mal, que no supimos explotar y administrar este importante recurso natural. Por eso necesitamos que los extranjeros acudan en nuestro auxilio para que nos ayuden a hacer las cosas bien, lo que nosotros no pudimos hacer en su momento.

En un interesante programa televisivo llamado Charlas Mexicanas, de los que se rescataron seis que fueron producidos y transmitidos en 1957 (afortunadamente filmados con cámaras de cine porque no había videograbadoras) el insigne José Vasconcelos nos alertaba de los riesgos de la expropiación petrolera de 1938 que nos podía llevar años después a devolver la industria, como lo profetizó, a las compañías expropiadas. En ese momento dijo: no critico la expropiación, critico la administración que se hace de Pemex, cargada de corrupción e ineficiencia.

Para el mayor empresario del petróleo que ha habido, John D. Rockefeller,  el mejor negocio del mundo era una compañía petrolera bien administrada y cuando se le preguntaba cual era el segundo mejor, decía que una compañía petrolera mal administrada. A pesar de todo, Pemex aporta más de un billón (millón de millones) de pesos al presupuesto de ingresos del gobierno federal. Aunque también ha sido una fábrica de cientos de funcionarios públicos y dirigentes sindicales millonarios. Sin embargo, es evidente que hemos despilfarrado nuestro recurso petrolero. Un pequeño país nórdico, Noruega, tiene un fondo soberano por ganancias del petróleo de más de 700 mil millones dólares que es el más grande del mundo. Se ha dicho que si ese fondo se repartiera a cada noruego, les tocaría un promedio de 120 mil dólares o sea casi un millón y medio de pesos y eso que apenas en los años 70 desarrollaron su industria estatal a partir de los descubrimientos del Mar del Norte.

Obviamente con la reforma de Peña Nieto no se va a vender Pemex, por nada del mundo la aceptarían, es una compañía ineficiente, corrupta, quebrada técnicamente y con poca capacidad tecnológica, que es ordeñada por el fisco para financiar el gasto público federal. Baste decir que por ahora tiene algo más de 10 mil trabajadores parados de su filial petroquímica a los que se les paga por hacer nada, ya que algunas de las plantas están fuera de operación. Pero el contrato colectivo tan nocivo para Pemex les garantiza cobrar sin trabajar. Recientemente una gran empresa petroquímica nacional llamada MEXICHEM, del empresario y ex banquero Don Antonio del Valle, salió al rescate de una de  esas plantas en una asociación con Pemex por 556 millones de dólares, que producirá en el complejo de Pajaritos la materia prima del PVC.

Para algunos expertos lo que se hizo en 1938 por Don Lázaro Cárdenas fue la estatización de la industria petrolera en manos extranjeras, no su nacionalización. Y como el gobierno aquí y en muchas partes es mal empresario no salieron bien las cosas. Otra cosa hubiera sido si se hubiera permitido la participación privada nacional. Están seguros que se hubieran desarrollado varias empresas petroleras nacionales altamente competitivas en el mundo como lo son algunas en otros campos, hablamos de Cemex, Telcel, Bimbo, Femsa, Alfa, etc.

Ahora que se discutirán las leyes secundarias sería bueno que se tomaran en cuenta opiniones en el sentido de abrir la industria petrolera al capital privado, pero con la diferencia de que solo pudieran participar las que fueran de capital mayoritario mexicano, para conservar el control nacional de ese recurso estratégico. Los extranjeros solo entrarían como socios minoritarios y esto sería útil porque aportarían tecnología que no tenemos, ya que desde hace 20 años dejaron casi sin presupuesto al Instituto Mexicano del Petróleo. Sin embargo, es posible que haya acuerdos en lo oscurito y al presidente Peña Nieto no le quede de otra. En el fondo, se busca la integración energética de Norteamérica y no nos queda otra que subordinarnos más a Estados Unidos por no hacer bien la tarea.

 

Foto: Presidencia de la República Mexicana

 

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