(www.eloriente.net, México, a 22 de octubre de 2015, por Ángel Osorio @SenderosOax).- De manera discreta, a través de un comunicado* emitido cerca de la noche del miércoles 21 de octubre, el Gobierno del Estado declaró que la sede del Centro Cultural y de Convenciones de la Ciudad de Oaxaca (CCCO) debe cambiar.
Sin reconocer nunca que hubiese fallos, errores u omisiones en el proyecto, permisos o dictámenes técnicos, sosteniendo aún la idoneidad del Cerro del Fortín como sede del CCCO. A pesar de eso, se instruye a los titulares de STyDE, SINFRA, SEFIN y FIDELO a que realicen, a la brevedad “los ajustes al nuevo proyecto constructivo del CCCO.” *
La decisión se toma “con el propósito de garantizar la unidad de la sociedad oaxaqueña”. Es apenas un episodio más. La lucha de importantes sectores de la sociedad civil nunca fue contra la construcción del Centro de Convenciones, fue en contra del lugar, el Cerro del Fortín.
Las lecciones del CCCO son varias: la sociedad civil ya no acepta políticas públicas con objetivos fuera de contexto y sentido, con estrategias dispersas y difíciles de evaluar. No se puede ya forzar el uso de mecanismos técnicos y jurídicos al límite de generar una delgada línea entre la legalidad y lo que está fuera de ella. La escasa transparencia en la rendición de cuentas en el desarrollo de proyectos, su ejecución y el uso de los recursos para ello es cosa del pasado.
Un centro de convenciones opera solamente como un factor de competitividad, como una herramienta para combatir la estacionalidad, pero no una solución única, instantánea y aislada de toda una política pública de promoción turística.
¿En qué estriba la nueva oportunidad planteada con el cambio de sede del CCCO? Si hasta el momento fue la opacidad, soberbia y sordera en una obsesión fantástica por sostener un proyecto de alto riesgo en un lugar a todas luces inapropiado, ahora las autoridades pueden lograr una alta aprobación siempre y cuando se haga a través de una política comunicativa estratégica, que ofrezca información amplia y suficiente sobre el costo de esta inversión, el retorno de la misma, los beneficios y la manera en que operará de este proyecto.
Esta decisión de cambio de sede implica prácticamente un borrón y cuenta nueva, ahora hay que replantear prácticamente todo, presupuestar todo, en fin, esto nos lleva a la mala noticia (a pesar del optimismo del comunicado de concluir antes de esta administración): la conclusión de este proyecto se postergará hasta… ¿cuándo?
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